
Aguas de transición y costeras: reinterpretando la sostenibilidad de las cuencas en perspectiva desde el litoral
El agua es imprescindible para la vida en general y por supuesto para la subsistencia y desarrollo de nuestra especie. La Directiva Marco del Agua plantea la necesidad de gestionar este recurso con un enfoque ecosistémico, de manera que incluya la función del agua dentro de los ecosistemas que de ella dependen. Este enfoque incluye aguas que son un bien pero no constituyen propiamente un recurso, tales como las aguas marinas, estuáricas y de sistemas lagunares costeros, es decir las llamadas aguas costeras y de transición, dentro de la DMA. Es decir, la gestión no debería tratar de agua-recurso de forma separada del agua-medio, así como sus aspectos administrativos, legales, económicos y financieros.
Curiosamente, a pesar de que nuestra especie no se desarrolla en el medio acuático, y mucho menos en el marino, más de la mitad de la población mundial se encuentra asentada dentro de un espacio próximo a la franja litoral, por lo cual, se ve afectada directamente por las condiciones en que se encuentra el sistema costero. Dentro de este sistema confluyen los aportes de origen terrígeno, tanto disueltos como en suspensión, que pueden proceder de zonas muy alejadas del litoral, a través de las cuencas hidrográficas. Es decir, lo que podríamos llamar como “lavado” del continente, junto con el impacto de corrientes, mareas o del oleaje por la parte marina. Todo ello incide de forma relevante en la conformación de todo el sistema costero. En particular, la elevación del nivel del mar que está causando el cambio climático y que desplaza la línea costera hacia el continente, está ampliando el sistema costero con espacios nuevos que anteriormente no estaban bajo su influencia. Ello supone también la penetración de aguas marinas en los acuíferos, así como modificaciones en los estuarios y en los sistemas de lagunas costeras.
Se abordarán especialmente las siguientes cuestiones:
Coordinadores de área:
Miguel Losada, Universidad de Granada
Jordi Salat, Consejo Superior de Investigaciones Cientificas